Anthropocene de Peter Oren: Reseña
Por Carlos Bryan Brito
El pasado 10 de noviembre el sello independiente Western Vinyl lanzó el álbum Anthropocene, de Peter Oren. El título (Antropoceno, en español) es el nombre que un sector importante de geólogos quiere ponerle al periodo de tiempo a partir de la Revolución Industrial hasta el presente, debido a la importante huella humana en el planeta.
Haciendo honor al título, este álbum está empapado de tintes ecologistas y políticos, y a pesar de la cuidada producción propia de un disco popular contemporáneo, Anthropocene conserva el espíritu folk de un hombre y su guitarra.
La mezcla de sonido es oscura, le da prioridad a las frecuencias graves, lo cual se nota cuando la guitarra acústica, instrumento brillante por excelencia, tiene un timbre opaco. La voz de barítono de Oren también ayuda a crear una atmósfera nostálgica; algunos la han comparado con la de Elvis Presley pero a mí me recuerda más a un Eddie Vedder solista, especialmente en su trabajo para la película Into the Wild, que por cierto comparte un tono de desencanto social con el trabajo de Peter.
También tiene una vibra country, incluso se grabó en la capital de este género musical: Nashville. Las canciones “Burden Proof” y “New Gardens” son las que transmiten más esta vibra en sus ritmos y en la interpretación de la guitarra, pero esta última es la que definitivamente, con la melodía de violín y la armonía, recuerda a las primeras piezas grabadas de este género, en los años veinte, como aquellas de Fiddlin’ John Carson. Aunque es curioso que las posturas políticas del álbum, a pesar de no ser muy específicas, contrastan con las de la mayoría de artistas country, como el propio Oren reconoce, pues estos se inclinan hacia visiones conservadoras y patrióticas.
En “Burden of Proof” por ejemplo, se queja del espíritu consumista y escapista de la radio country, pues toda “rima con Bud Lite y Chevrolet”. Por otro lado, la canción “Falling Water” fue inspirada por el conflicto que le produce haber crecido en Columbus, Indiana, un lugar que lleva el nombre de un “asesino” (Cristóbal Colón) y del que también proviene el exvicepresidente Mike Pence.
Peter ha recibido críticas positivas por la inclusión de estos mensajes progresistas, sin embargo, sus letras no son lo suficientemente claras para considerarse canciones de protesta efectivas. Por ejemplo, no se menciona explícitamente la retirada de Estados Unidos del acuerdo de París o el reciente conflicto del oleoducto en territorio Dakota, ni hay un llamado a acciones concretas.
No obstante esta nunca fue la intención de Oren, pues afirma que está más inspirado por la poesía y los mensajes encriptados que esta puede contener, y que quería expresar su sentimiento de impotencia ante el devastador escenario económico y político actual. “¿Cómo escaparemos de este infierno que hemos creado?”, pregunta en la pieza homónima del álbum.
Quizá esta falta de especificidad refleje muy bien el sentir de muchos de nosotros que, ante la avalancha de información diaria que uno recibe y los diferentes análisis que se hacen de un solo hecho, nos parece que poco podemos hacer por siquiera argumentar sólidamente una postura, no se diga ya ejercer algún tipo de influencia. Solo nos queda nuestra sensación de impotencia y la pregunta que Oren hace al inicio de “Anthropocene”, “¿A dónde iré?”.