Existe un estancamiento en la representación de las mujeres pues se siguen fomentando estereotipos de género.

En el marco de la Semana Internacional por el Derecho Humano a la Libertad de Expresión de las Mujeres, el pasado 20 de mayo a las 11:00 horas se realizó el conversatorio Participación, representación y violencia. Pendientes 25 años de Capítulo J de la Plataforma de Acción Beijing. En él, se tuvo la participación de Belen Spinetta, Sandra López, Rosy Rodríguez, Silvia Trujillo, Tobyanne Ledesma Rivera, Maria Paula Martínez Concha y la moderación de Lucía Moguel.

La ronda arrancó recordando la declaratoria y el Capítulo J, sobre la mujer y los medios de comunicación. Comenzaron definiendo la figura de la editora de género en los medios, abordando su importancia, las decisiones que toman y los retos que enfrentan. Asimismo, desarrollaron con respecto a las experiencias de diferentes países de América Latina, como por ejemplo Argentina y su respectivo movimiento feminista.

Del mismo modo, mencionaron el trabajo en pandemia, las audiencias y la necesidad de las resistencias ante el crecimiento de los ataques y discursos de odio en redes sociales. Dentro de este rubro, destaca la importancia de compartir una agenda común en la prevención de la violencia, además de generar contenidos libres de sexismo

Cabe mencionar que, actualmente, existe un estancamiento en la representación de las mujeres pues se siguen fomentando estereotipos de género. A esto, se le debe sumar la falta de visibilidad de ciertos grupos de mujeres que pertenecen a diferentes sectores, como los pueblos originarios o de mayor edad. En esto también influye la profesión.
En cuanto al objetivo J de la Plataforma de Acción de Beijing, este busca cambiar la narrativa que sostiene la desigualdad y que limita las oportunidades de las mujeres. De esta forma, es necesario dar espacio a noticias que muestren las cualidades humanas y la diversidad.

Para continuar, se tocó el tema de las mujeres periodistas, quienes sufren violencia física y psicológica por ejercer su libertad de expresión. Bajo este escenario, ellas enfrentan bloqueos informativos, despidos, precarización, persecución y criminalización. No obstante, las figuras políticas no reconocen la situación de violencia hacia la mujer en sus países. Como parte de esta resistencia por las autoridades, el índice de impunidad en los casos de violencia contra periodistas ha ido en aumento; no existen protocolos claros para protegerlas.

Para concluir, cerraron el conversatorio resaltando que las mujeres periodistas se vuelven voceras por la equidad y la lucha feminista, en contra de la violencia de género. Así, se han encargado de transmitir las historias, aun cuando el entorno dificulta su labor y atenta contra su vida. Sin embargo, se debe reconocer que las periodistas tienen derechos humanos y no son sólo objetos de protección.