Gozadera 2017: Epicentro tropical latinoamericano

Gozadera 2017: Epicentro tropical latinoamericano
Por Juan Carlos Rios
Fotografías por Nicole Menchaca
 
Hace menos de un año, me plantaba a la mitad del Centro de Convenciones de Tlatelolco a platicar con un decepcionado pero danzarín señor que me hablaba sobre su frustración porque “los grandes de la cumbia” no estuvieran presentes en el colorido Festival Gozadera.
 
El sábado pasado, sin embargo, los deseos se volvieron órdenes y el festival que reúne a los más importantes exponentes del global bass tropical volvió al centro de la ciudad. La tercera edición de Gozadera fue una fiesta como ningún otra, donde la multidiversidad de los asistentes era tan heterogenea como un frasco lleno de M&M’s, donde era básicamente imposible mantener tu cuerpo inherte, pues los ritmos que salían de ambos escenarios, eran hipnosis colectiva, invitación involuntaria a mover los pies y disfrutar la cumbia.

El baile empezaría desde temprano no sólo con música, también con propuestas y espectáculos que definitivamente enriquecerían la experiencia en Gozadera. Toros mecánicos, lucha libre y proyecciones de diversos materiales audiovisuales fueron algunos de los implementos realizados por los organizadores del guapachoso festival para llevar el entretenimiento a los rincones más obscuros del añejo recinto.
Entre frescas pero interesantes propuestas del género, la tarde fue pasando hasta llegar a un par de momentos que le darían entrada triunfal a la noche. Primero, La Sucursal de la Cumbia, quienes formando una atractiva mezcla del clásico ritmo ska con melodías afroamericanas, llevarían al público al punto de un discreto mosh pit “dancístico”. Mientras tanto en el escenario contiguo, Tropikore acompañado por Panasuyo armaría un set de bajos y raps sumamente dancehall, que terminaría por traducirse en decenas de personas raspando el huarache.

Después de los cachanillas y los venezolanos, sería el turno de uno de los mejores actos de la noche, el de Morenito de Fuego. Las dreadlocks se apoderarían del escenario por una hora de total descontrol en que el carismático frontman regio incendiaría el entarimado. Acompañado de la Temperatura (nombre de su banda), el Moreno cuestionaría al amor para después confesar su atracción hacia la chica del clima en “La Del Clima” y seguir con “Maldición Gitana”, cerrando así uno de los mejores shows en la breve historia del festival.
Llegaría entonces la hora de uno de los favoritos de Gozadera, los Astros de Mendoza. A diferencia de años pasados, este año Diego y Alan estuvieron solos en el escenario llevando a cabo algo que se asemejaba a un dj set electrocumbiero. Por ello decidieron tocar no sólo éxitos como “Cumbia de Polanco” y “Gilda”, sino ir más allá e interpretar grandes y reconocibles rolas para toda persona presente, desde “Se Me Perdió la Cadenita”, hasta “La Dosis Perfecta”, incluyendo “Uptown Girls”, todas en una base tropical ad hoc al evento.

Minutos después, el lugar en las bocinas sería ocupado por el mismísimo Sonido La Changa de Ramón Rojo. Retomando los sonidos más urbanos del género como la guaracha o la cumbia sonidera, “El Rey de Reyes” no defraudó y transportó a la audiencia a sus orígenes, el colorido barrio bravo de Tepito, donde todos y todas bailan sin prejuicios hasta el cansancio.
Cercana la medianoche, el Instituto Mexicano del Sonido tomaría los micrófonos para cerrar el Jungle Stage y clausurar de manera no oficial la edición 2017 de Gozadera. Enfundados en playeras con la leyenda “Cumbia is the answer” y al grito de “Let’s get ready to rumble” de Bruce Buffer, Camilo Lara y compañía soltaron canción tras canción para mirar a las muchachas y traducir el baile a su símil anglosajón.
Faauna y Ali Gua Gua terminarían la actividad musical de un evento que año con año crece, y que promete retornar el próximo año (¿tal vez antes?) con nuevas propuestas e implementos que volverán a hacer de Tlatelolco, el epicentro de la cumbia latinoamericana.