Innovación, sonido y fricción identifican la obra de Edgar Barroso

Cuando uno escucha su obra cabe preguntarse si se está en un concierto o en un performance, sin embargo, Edgar Barroso se define como un  compositor y lo que él realiza es música o al menos lo que él considera como tal.

Edgar Barroso, compositor mexicano

Edgar Barroso, compositor mexicano

En su quehacer musical se pueden encontrar composiciones en las que personas comunes y corrientes llevan la batuta y dan las órdenes a músicos profesionales, por ejemplo en Bisbligio qualcosa nel mio orrechio. O bien, piezas cuya inspiración es la acupuntura en las que la música fluye entre diversos puntos para encontrar su propio flujo. También hallamos paisajes sonoros de la Ciudad de México, donde la fricción es el elemento principal, ya sea digital o la del mundo sobrepoblado.

Para el compositor mexicano “la música va más allá del sonido, más allá de la forma y de la estructura”. La música es también pensamiento y su obra lo demuestra, pues solo así uno entiende que del tango, de un dibujo e incluso del origami surjan sus notas y partituras.

Sus composiciones son tan extensas como sus intereses, pues la música no es más que un pretexto para descubrir el mundo. Reflexiones que comparte con los alumnos de los retos Ecos Urbanos y Cinco Días para Posicionar un Producto Musical de la Semana i en el Tecnológico de Monterrey.

“A través de los años, lo que ha marcado mucho mi forma de componer es que si me interesa algo busco alguien que me explique, es decir, trato de buscar un colaborador que realmente no es músico, sino un científico, un antropólogo, etc.;  y trato de entender el concepto de la persona y después realizar una transcripción al sonido”, comentó Barroso.

Su obra nos hace repensar lo que escuchamos, lo que consideramos música y las sensaciones que nos provoca.

Por Jesús Alejandro Sánchez