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¡La función debe continuar! Educación teatral en pandemia

The Prom, personaje de Tom Hawkins, director de una preparatoria, define al teatro como algo vital en la vida de las personas.

En México, las artes escénicas han pasado a tomar un rol importante en la vida de las personas, dejando de ser algo exclusivo para la élite y reinventándose para crear obras y espectáculos para todo tipo de público.

Del mismo modo, cada vez hay más personas interesadas en incursionar en el mundo del teatro y la comedia musical. De ahí el surgimiento de escuelas especializadas en entrenamiento artístico para futuros actores, cantantes y bailarines.

Tal es el caso de The Broadway Center (TBC), que se define a sí mismo como un espacio dedicado a niños, jóvenes y adultos que buscan obtener una formación artística integral: Teatro, danza y canto.

Manejan dos tipos de servicios: clases grupales en diferentes disciplinas y talleres de teatro musical, en los cuáles los alumnos tienen la oportunidad de vivir la experiencia de un montaje profesional de principio a fin.

Son espacios como TBC los que han vivido el impacto de la pandemia en primera persona. Ivan Urcid, fundador y director de la escuela, relata la forma en que la escuela vivió el crecimiento de la pandemia:

“Nuestros servicios requerían un trabajo físico de todas las personas involucradas, tanto de profesores como de alumnos. El primer reto fue enfrentarnos a que justamente toda la parte física era lo que estaba prohibido o lo que teníamos que limitar por el tema de la salud de todos. Entonces fue, justamente, pensar en otra soluciones de cómo poder resolver o cumplir con el mismo objetivo que tenían tanto las clases como los talleres a través de zoom y encontrar la metodología por parte de los profesores para brindarles el mismo contenido de una clase presencial a partir de la transmisión de una computadora.”

Ejercicio complejo

Al no poder contar con un profesor que corrija los pasos de una coreografía en persona o un compañero artista a quien dar réplica de diálogos cara a cara, la reinvención e innovación han sido cruciales:

“Fue un ejercicio complejo a nivel tarea escénica. Como los actores no estaban juntos, se tuvo que hacer un ejercicio de trabajo individual en el que cada actor, desde su espacio, tenía que prestar atención a las indicaciones de la directora o del director escénico y suponer que su compañero, con quien normalmente tendría que estar interactuando, estaba a su costado y hacer la retroalimentación de textos y demás a través del audio.”

Para TBC, buscar entender y estudiar la situación de contagios y cómo se podría prevenir y dar las herramientas, tanto a los alumnos como a todo el personal, para tener ensayos seguros fue siempre una prioridad.

Buscaron un lugar completamente al aire libre e hicieron que todos los ensayos e inclusive las funciones, que fueron un par de meses después, se hicieran con cubrebocas.

De acuerdo al avance en el montaje de las obras, existía alrededor de un 15% de avance del proyecto total antes del inicio de la pandemia, por lo que un 85% del trabajo de montaje se hizo digital y solo se realizaron 4 o 5 ensayos presenciales para finalizar cada una.

A pesar de los obstáculos, cada obra programada de TBC, incluyendo Hairspray, La Sirenita, Hoy no me puedo levantar y Timbiriche, el musical, además de un concierto para festejar el quinto aniversario de la escuela, fueron estrenados en la modalidad auto-teatro y en streaming.

¿El teatro migra al auto-teatro?

Urcid comenta también que la modalidad auto-teatro surge de la necesidad de priorizar la salud del elenco, los alumnos, los profesores y también del público.

“Me atrevería a decir que fuimos, incluso entre producciones profesionales, de las primeras compañías o de las primeras empresas teatrales que empezaron a reactivar los eventos, además en un formato completamente diferente a lo que está hecho. Existió un escenario, existían elementos muy similares a los del teatro, pero no era un teatro; tuvimos que hacer muchas actuaciones de accesos, entradas, salidas y jugar también un poco con el tema del clima que, al ser funciones al aire libre, resulta muy importante”.

Para TBC, la respuesta del público era vital. Básicamente fue invitar al público a que saliera en su carro sin tener que bajarse o tener algún tipo de contacto físico.

Inclusive, el audio de todo el espectáculo se sintonizaba en la estación del radio del coche por lo que, cada quien podía decidir bajar los vidrios o no. Además de la versión auto-teatro, se cuenta con el streaming para disfrutar la obra desde la comodidad del hogar.

“El público es importante para todo: Tanto para crear una retroalimentación de todo el trabajo que se hizo por parte de los alumnos y también para poder seguir subsistiendo: Sacar adelante una producción a nivel costos en venta de boletos”.

TBC ya planea volver al formato presencial con todas las medidas de seguridad para sus próximas clases y talleres. Con nuevos espacios para ensayar, profesores especializados y vigentes dentro del medio artístico y alumnos dispuestos a entregar todo su esfuerzo y compromiso, el arte sigue de pie.

De este modo, la educación teatral en nuestro país no se deja vencer y continúa formando artistas completos para el futuro. En fin, ¡la función debe continuar!

Por: Julio César Vázquez Ruiz.