
La muerte de uno de los Tres Grandes: Orozco
El pasado 7 de septiembre, se cumplieron 74 años del fallecimiento de uno de los artistas más importantes de México, José Clemente Orozco
Por Eduardo Reyes
Con la muerte de Venustiano Carranza, el acenso a la presidencia de Adolfo de la Huerta y por consiguiente el arribo al poder del grupo Sonora, encabezado por Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles; la pacificación y la estabilidad se impondrían en el país de forma gradual. Logrando que se realizarán elecciones que llevarían a la presidencia al General Obregón.
Con el apodado, Manco de Celaya como presidente, se produjeron cambios profundos que iniciarían una transformación en todos los ámbitos, no solo en la esfera económica y política se percibía una transformación que aludía a cambios impulsados por la Revolución, sino en la estructura social y cultural.
Nuevo escenario cultural
El nuevo escenario cultural tendría como finalidad promover los nuevos valores nacionalistas relacionados con el llamado nacionalismo revolucionario y reinterpretación de la historia de México. En este proyecto, el presidente contaría con el apoyo del filósofo y escritor mexicano, José Vasconcelos, quien impulsaría la creación de la Secretaría de Educación Pública. Además, Vasconcelos buscaba impulsar el arte de carácter nacionalista, plasmado en los muros de edificios públicos, escuelas, mercados, etc. El proyecto tendría como exponentes no solo a los Tres Grandes (Orozco, Siqueiros y Rivera), sino a una amplia gama de pintores nacionales y algunos extranjeros y aunque con menos reconocimiento, algunas mujeres.
Uno de los tres grandes: José Clemente Orozco
José Clemente Orozco, nació en Jalisco, en el año de 1883. Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes, fue Ilustrador y grabador en Estados Unidos. En su infancia, perdió la mano izquierda en un accidente con pólvora. Sin embargo, esto no le impediría ser parte del Muralismo, pese a los materiales pesados, como andamios o tablones, que este ocupa.
El proyecto muralista
Si bien, el proyecto que planteó Vasconcelos inició 1920 y 1921, Orozco se incorporaría hasta 1924, al regresar de Estados Unidos. Desde el comienzo, su obra destacó por la estética diferente a la de Rivera y Siqueiros, con motivos mexicanos. Además, él plasmaba imágenes trágicas, mitológicas y universales. Incluso criticaba con sus pinturas el sinsentido de la guerra. Sus principales influencias fueron el realismo social y el expresionismo.
Sus primeros murales los realizó en el edificio de San Ildelfonso, entre los cuales se destaca su interpretación de la Conquista, con la imagen de Hernán Cortés y la Malinche.
De sus obras, también destacan los murales que pintó en Estados Unidos, que a diferencia de Diego Rivera, no los realizaría para la élite del país. Sino en universidades, como Dartmouth College, en Hanover. En este lugar, plasmaría su interpretación del desarrollo de los pueblos americanos, Epopeya del Pueblo Americano.
No obstante, sus murales se exhibirían en distintas partes de México como Katharsis, en el Palacio de Bellas Artes y Hombre en llamas, en el Palacio de Gobierno de Guadalajara, Hospicio Cabañas.
Más que un artista
Orozco buscó transmitir por medio de su arte causas sociales e ideas políticas, como su visión comunista. A pesar de ello, tuvo una vida alejada de los reflectores y enfocada en su trabajo.
Pese a sus problemas de salud, él continuaría pintando, hasta 1949, año en el que fallecería. Su último mural, La Primavera, quedaría inconcluso y olvidado en el Centro Urbano Presidente Miguel Alemán, en la colonia Del Valle.
Homenaje al Goya Mexicano
La vida de Orozco llegaría a su fin el 7 de septiembre del 1949, a causa de un paro cardiorespiratorio. Posteriormente su cuerpo sería velado en el Palacio de Bellas Artes, donde se llevaría a cabo un homenaje al Goya Mexicano.