EZLN

La Teología de la liberación y la opción por los pobres

La Teología de la Liberación tiene una postura mucho más comprometida que el asistencialismo, al incorporar elementos como la demanda de salarios justos.

Por: Dr. Juan Carlos Olmedo Estrada

A partir de la década de los sesentas del siglo pasado, la iglesia católica de la diócesis de San Cristóbal de las Casas estableció una relación fundamental con las comunidades indígenas desplazadas que llegaron a poblar la selva lacandona.

A falta de presencia del gobierno, la iglesia se convirtió en el principal organizador de las comunidades de jóvenes catequistas quienes fueron enviados a las comunidades apartadas, para acercarse a las comunidades, enseñarles a leer y escribir y participar del trabajo comunitario.

Poco antes se había celebrado el Concilio Vaticano Segundo que planteaba la misión de una iglesia que debía abrazar la opción por los pobres, como “camino liberador del continente”. Uno de los más entusiasmados, Samuel Ruiz, obispo de San Cristobal de las Casas, fue artífice de su puesta en práctica, a pesar de la creciente animadversión de gran parte de la jerarquia eclesiástica, el gobierno y los caciques, quienes los acusaba de militantes, politizadas e ideologizados.

Según establece Volpi, la Teología de la Liberación, tiene una postura mucho más comprometida que el asistencialismo, al incorporar elementos como la demanda de salarios justos, propiedad de la tierra y especialmente, la liberación del pueblo oprimido, a partir de métodos pacíficos del ucha popular. Los catequistas tejieron poderosas redes con organizaciones agrarias independientes, líderes de las etnias y jóvenes brigadistas de agrupaciones de izquierda llegadas a Chiapas la década anterior, en busca de establecer cuadros que favorecerían la defensa de los derechos colectivos. Ruiz visualizó la capacidad y la habilidad de estos brigadistas y los invitó a participar en el trabajo comunitario.

Una célula de las extintas Fuerzas de Liberación Nacional (FLN) llegarán a finales de los setentas a Chiapas, entre los que venían Fernando Yáñez y Rafael Guillén, quienes posteriormente se convertiríasn en los subcomendantes “Germán y Marcos”. Será hasta 1983 que nacerá oficialmente el EZLN, grupo que en sus inicios apenas alcanzaba media docena de integrantes, refugiados en lo profundo de la selva e integrando poco a poco a nuevos milicianos A finales de los 80’s establecieron contacto con Javier Vargas, importante agente pastoral, quien los vinculó con los catequistas y con Samuel Ruiz. Así comenzó un importante vínculo de dos grupos que compartían un objetivo común para mejorar las condiciones de vida y paliar la asfixiante probreza de las mayorías. A pesar de ello, tuvieron y tienen hasta hoy, profundas diferencias en las formas y los medios para alcanzar tan relevante objetivo.