Puro baile y sabrosura en el Festival Gozadera

Por Juan Carlos Rios
Astros de Mendoza

“Yo la verdad vine porque cuando me dijeron que iba a ser un evento de música tropical internacional, me imaginaba acá a los Ángeles de Charly o Maelo Ruíz, o no sé, igual hasta a la Changa, pero como que sí está distinto”.

La confusión era evidente en varios de los asistentes, parados a la orilla del Centro de Convenciones Tlatelolco con la evidente decepción de no ver a Gilberto Santa Rosa dibujada en su rostro. Y aún con todo ello, no podían evitar bailar. “Ya mejor ni sufro ni me acongojo”, me decía un señor de unos 50 años que disfrutaba la música como nadie más en la sala.
El Festival Gozadera fue eso y más. Fue la música tropical que las nuevas generaciones han adoptado. Fue la cumbia de antaño evolucionada en “rolas para hipsters”. Fue baile y sabrosura hasta el agotamiento. Fue reconectarse a nuestras raíces latinoamericanas. Desde que llegabas al recinto, podías sentir el ambiente teñido de lo que se avecinaría, el fiestón más grande del verano. Palmeras, enredaderas, luces de colores, y hasta arena, eran algunos de los elementos que daban la bienvenida al par de escenarios instalados en el Centro de Convenciones Tlatelolco.

CHECA NUESTRA GALERÍA

Gozadera 2016
La actividad empezó puntualmente a las 5 pm., cuando el maestro mezcalero de la Furia con Lujuria Sonidera sonó en las bocinas del Jungle Stage. A pesar de que el público era reducido, la agrupación se brindó de lleno, poniendo a bailar a las pocas personas que presenciábamos su acto. Al terminar, fue turno de los hermanos Sotomayor, que están por terminar una satisfactoria etapa de promoción de su LP “Salvaje”. Pau y Raúl no se cansaron de golpear con fuerza los tambores que retumbaron en el lugar, y demostraron en poco menos de una hora, porqué son considerados uno de los mejores actos nacionales en vivo.
Sonido Gallo Negro
En ese momento, decidí moverme al Beach Stage para ver qué estaba pasando, y me encontré con el inigualable sonido de Reptilian Commander con MC Mamba. Los argentinos prendieron como pocos lo hacen. Los soberbios pasos de Mamba, complementaban a la perfección los ritmos moombahticos que salían del equipo del dj Bret Alexander. Ahí mismo, G-Flux presentaba un ecléctico set con Oscar la Saveur y Afrodita, que tuvo un amplio surtido musical de canciones que el tornamesista radicado en Washington DC ha desarrollado con el paso de los años. Tiempo de volver al entarimado principal.
A lo lejos se escuchan ya los endemoniados alaridos de Groncho y Supersuavicrema, es el Sonido Satanás que puso a temblar el lugar. Cumbión tras cumbión, los de Santa Tere brindaron un espectáculo digno del averno. Sin duda uno de los mejores shows del festival.
No pasó mucho tiempo para ver los metales brillar y saber que los Astros de Mendoza tomarían el escenario. Desde los primeros acordes de la guitarra, se podían percibir las influencias de la cumbia villera en la agrupación de Playa del Carmen. Acompañados por el saxo y la trompeta, Diego Huidobro y Alán Olivas soltaron un repertorio con sus más grandes éxitos, desde la “Cumbia de Polanco”, hasta “Canchero”.
 
La Furia con Lujuria Sonidera
Ovacionados por el público, bajaron los Astros para abrir paso a Faauna. Los teclados y el acordeón se encargaron de llevar el ritmo de la cumbia digital distintiva de la banda bonaerense. El Zai y Color Kit condujeron con una intensidad brutal, el baile que para entonces ya era masivo. Faauna se despidió con una exhaustividad notable, pero con sonrisas dibujadas en el rostro de ellos y de los asistentes.
Llegó entonces uno de los momentos más esperados de la noche. Llegó la hora del Sonido Gallo Negro. Enfundados en sus características capas negras y cubiertos con ancestrales máscaras de gallo, el combo proveniente de Aragón reventó las bocinas del lugar desde el instante en que pisaron el escenario. Bastó poco menos de una hora, para darme cuenta del porqué Gallo Negro ha podido llevar su cumbia sonidera a los lugares más recónditos del planeta.
Volví rápidamente al escenario playero, en donde tres sets de tres países distintos se ocupaban de armar el guateque. Primero fue Tropikore de Venezuela, después Chakruna de Perú, y por último el Dusty, directo desde los EE. UU. Ahí, la música fue de todo y para todos, desde reggaetón, hasta los más grandes hits de Selena, obviamente pasando por los géneros más guapachosos. Sin cambiar de lugar, llegaron los encomendados a cerrar el escenario: Radio Rebelde y el Aztek 732. Los primeros, son un dúo formado en Bogotá que al ritmo del drum n’ bass y el dub, generan una armonía musical de alta calidad. El segundo, dj de cabecera de la Vieja Guardia, es un ícono del movimiento hip hop nacional y mago de las tornamesas.
Faauna
Caía la medianoche pero el cansancio aún no se hacía sentir. De vuelta en la jungla del stage más grande, las luces y los colores eran ahora más intensos, pues los Frikstailers habían tomado los micrófonos. Tal como su nombre lo dice, este par de productores argentinos, son raros pero tienen estilo y así lo dejaron ver a lo largo de su show que tuvo tintes de una interesantes fusión de sonidos.
Llegó el triste momento de terminar el festival, no sin antes presenciar a la Agrupación Cariño. Los sacos azules del popular conjunto se movían de un lado al otro al entonar sus más entrañables rolas como “Tripulante” o “Espero Que Te Acuerdes de Mí”. El vacilón que organizó la Agrupa, le puso un cierre perfecto a una noche que será recordada por la riqueza de sonidos y la eternidad del baile.