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Lanzamientos Espaciales: Un pequeño paso de regreso al pasado

 ¿Qué afectaciones tiene para nuestro planeta el lanzamiento del cohete Artemis I?

La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), lanzará su siguiente cohete Artemis I con el objetivo de volver a alcanzar la Luna, esto después de un fallido intento el pasado lunes 29 de agosto.

El objetivo de esta misión es aproximarse a la nave espacial Orion que se encuentra a una distancia de 96 kilómetros de la Luna tras lo cuál regresará a nuestro planeta y amenizará en el Océano Pacífico.

A pesar de que todas nuestras miradas se centran en el futuro de la exploración espacial, un factor importante que no debemos olvidar es que aún no estamos seguros de el verdadero efecto tengan en el bienestar de nuestro planeta.

El 2021, fue el año con mayor número de lanzamientos espaciales registrados en toda la historia de toda historia espacial con un total de 135 lanzamientos exitosos. Gran parte de este crédito se le debe al desarrollo de los cohetes reutilizables por empresas del sector privado cómo el famoso SpaceX, responsable de la mayoría de los lanzamientos superando a otras corporaciones privadas cómo Blue Origin o Rocket Lab.

Gracias a este gran incremento en la actividad espacial, los científicos han decidido voltear su mirada hacia el tráfico espacial haciendo surgir la preocupación por la contaminación resultante por esta actividad.

Si bien es cierto que a comparación de otras industrias, por ejemplo; los millones de vuelos comerciales que se realizan anualmente y causan que la aviación sea responsable de más del 2% de los gases de CO2 emitidos hacia la atmósfera cada año, la industria aeroespacial no es aún considerada un riesgo potencial. La gran contaminación que puede realizar un solo lanzamiento espacial es lo alarmante de este problema.

Según un estudio realizado por la Universidad de Nicosia en Chipre este 2022: “Cada lanzamiento puede llegar a ser decenas o cientos de veces más contaminante que un vuelo transoceánico”. Además de que esta contaminación ocurre en lugares de la atmósfera que no son considerados por su altura.

“Demostramos que la contaminación de los cohetes no debe subestimarse, ya que los frecuentes lanzamientos de cohetes en el futuro podría tener un efecto acumulativo en el clima de la Tierra”, destaca el coautor del estudio Ioannis Kokkinakis.

Esta investigación ha estudiado el efecto que las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) y de óxido de nitrógeno (NO2 y NO) tienen en la atmósfera hasta aproximadamente 70 kilómetros de altura. Con esto llegaron a la conclusión de que al ascender, un cohete que ha superado los 40 kilómetros de altura iguala su emisión de gases por kilómetro cúbico y podría llegar a proporciones de 30 a 1 a los 70 kilómetros de altura.

En otras palabras, un cohete que supera los 70 kilómetros de altura, liberó 30 veces más dióxido de carbono de lo que había antes de su paso.

Por el momento estas emisiones se ven dispersadas con el tiempo, el dióxido de carbono cae poco a poco a alturas más bajas, por lo que aún no representa un riesgo importante, Sin embargo podría cambiar si el ritmo de los lanzamientos espaciales aumenta lo suficiente aumentando también la concentración de CO2 a esta altura. Esto podría llegar a calentar la atmósfera a una altura en donde los efectos aún son desconocidos.

Además, la cantidad de monóxido de carbono y vapor de agua que son soltados por la combustión a estas alturas son enormes a comparación de las soltadas naturalmente que son prácticamente del 0%.

Si añadimos a que las altas temperaturas que alcanza la llamarada que impulsa el cohete pueden causar óxido nítrico(NO) y dióxido de nitrógeno(NO2), contribuyentes de la niebla tóxica y de la lluvia ácida.

Dichos factores apenas fueron estudiados este año, pero, si de algo estamos seguros, es de que la exploración espacial es una aventura que apenas acaba de comenzar. Será responsabilidad de los futuros ingenieros y científicos buscar maneras de mantener estos nuevos avances desde una visión más sostenible para no regresarnos al pasado en búsqueda de un mejor futuro.

Por Amayrani Anael Pérez Cárdenas.