Con la Ley de Extranjeros y Naturalización emitida en 1866, México se convirtió en una posibilidad de salvación para quienes se vieran en la necesidad de huir de sus lugares de origen.

Por: Eduardo Reyes

En los primeros días de diciembre la situación de Perú, en la que el presidente de dicho país fue destituido por el Congreso, llevó al jefe del ejecutivo mexicano, Andrés Manuel López Obrador a plantear la posibilidad de ofrecerle asilo político. Ese episodio de la política exterior de México debe llevarnos a recordar el papel que nuestro país ha tenido en ese tema, pues históricamente, México ha sido el espacio de salvación y esperanza para diversas personalidades que ante la situación que han vivido en sus países de origen han visto en nuestro país una tabla de salvación.

Desde el siglo XIX, con la Ley de Extranjeros y Naturalización emitida en 1866, nuestro país se convirtió en una posibilidad de salvación para quienes, en sus países, por razones, políticas, económicas o sociales, se vieran en la necesidad de huir de sus lugares de origen. El primer personaje conocido que llegó por estas razones fue José Martí, poeta y político cubano que se vio en la necesidad de huir de su país y después de estar en España llegó a México. Posteriormente habrían de llegar otras personalidades más, como Giuseppe “Peppino” Garibaldi, nieto del famoso militar y revolucionario italiano. En nuestra historia, quizá el personaje más famoso que se benefició del asilo otorgado por nuestro país sea León Trotsky, quien en 1937 llega a México perseguido por el gobierno de Stalin.

Durante siglo XX, en el contexto de las dos guerras mundiales y de la Guerra Fría, llegarían a nuestro país diversas personalidades no solo del ámbito político, sino cultural. La lista de gente desatacada sería muy larga, abarca lo mismo al Shah de Irán, Rigoberta Menchú, Hortensia Bussi esposa del depuesto presidente, Salvador Allende, Fidel Castro y más recientemente el presidente de Honduras, Manuel Zelaya. Además de amplios grupos de españoles, que huyeron de la Guerra Civil, argentinos y chilenos amenazados por sus respectivas dictaduras militares.

Por ello en el presente texto se analiza quiénes fueron los principales personajes del ámbito cultural que llegaron a nuestro país por la vía del exilio y que enriquecieron a través de su quehacer artístico la vida cultural de nuestro país.

La fotografía en México tenía una historia que inició a finales del siglo XIX, siendo fundamentalmente la vida cotidiana y espacios públicos el tema recurrente. Con el desarrollo del movimiento revolucionario de México, se tuvo un impulso al ser la fotografía la principal forma de crónica del desarrollo de dicho movimiento, teniendo como principales exponentes a Heliodoro Gutiérrez, Antonio Garduño, pero en especial, los hermanos Casasola. Será a partir de 1923, cuando llega la fotógrafa Tina Modotti, la fotografía mexicana se habría de enriquecer con su mirada, que se centraría en temas poco abordados hasta ese momento, tales, como imágenes de vida cotidiana de las comunidades indígenas, trabajadores, campesinos y en general escenas relacionadas con posturas políticas de corte comunista. Si bien, Modotti, llegó a nuestro país de manera legal, luego de ser expulsada en 1930 por sus actividades políticas, regresaría en 1939 como refugiada política, donde viviría hasta su muerte en 1942.

Desde principios de 1920, el arte mexicano había tomado un nuevo auge producto del proyecto nacionalista del presidente Álvaro Obregón e impulsado y dirigido por el secretario de Educación Pública, José Vasconcelos. Dicho proyecto artístico había buscado promover una nueva visión de México, su historia, sus símbolos patrios, sus clases sociales, etc. Todo ello plasmado fundamentalmente a través del muralismo. Será con el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, que nuevos artistas lleguen a nuestro país impulsados por dicho conflicto, quienes incorporen nuevas formas de expresión artísticas, así como temas diferentes.

Así, la llegada de Remedios Varo en 1941, quien llega a nuestro país huyendo del avance del nazismo, le aportará al arte mexicano una pintura de corte surrealista que enriquecería visual y estéticamente el quehacer artístico de México. En conjunto con la pintora inglesa, Leonora Carrington habrían de impulsar una corriente que no tenía exponentes importantes suelo mexicano y aportarían otra estética distinta a la impulsada por las ideas nacionalistas que permeaban el arte de ese entonces.

Un caso más que se integró al ámbito artístico de la década de los cincuenta, fue el de Vladimir Kibalchich Russakov, mejor conocido como Vlady, hijo del escritor ruso, Víctor Serge, opuesto al gobierno de Stalin, razón por la que se vieron obligados a salir de la Unión Soviética y llegar a nuestro país. Vlady en un principio participa del movimiento muralista, pero al paso de los años se inclinará más por la pintura de caballete y el grabado, si bien enfocándose en temas de carácter social y marcadamente con una visión socialista, identificándose con la llamada “generación de la ruptura”. Es en este periodo que transforma la idea del muralismo, siendo los murales que pintó en la Biblioteca Lerdo de Tejada una de sus obras más representativas, a la cual se le conoce incluso, como la Capilla Sixtina Mexicana.

El cine mexicano al término de la Revolución vivió un gran auge no solo por la cantidad sino por la calidad de muchas de sus películas, siendo considerada ésta, como “la Época de Oro del Cine Mexicano”, periodo considerado entre 1936 a 1956. Podemos establecer que esta etapa de caracterizo por un tipo de cine que al igual que el arte, buscaba reflejar el ya mencionado nacionalismo, a través de un cine costumbrista que mostraba los valores, las costumbres, los símbolos, las imágenes que eran propios de dicho objetivo.

En medio de este auge del cine, llegaría a México, impulsado por la guerra civil que se vivía en España, Luis Bueñuel, un cineasta que habría de revolucionar la forma de hacer cine, con temáticas diferentes, técnicas distintas a las utilizadas y donde algunos de sus filmes serían considerados como de corte surrealista, tal es el caso del Perro Andaluz. La gama de películas realizadas por Buñuel alcanzaría fama no solo dentro de nuestro país sino en el extranjero, obteniendo múltiples premios y reconocimientos, siendo el premio Oscar el de mayor proyección internacional, gracias a su película, El discreto Encanto de la Burguesía. Sería, sin embargo, su película Los Olvidados, la que mayor impacto habría de tener en México, debido al retrato que hace la sociedad mexicana, en medio de una época de cierta bonanza económica que, gracias a este filme, se vería como un mero espejismo.

La lista de personajes asilados celebres, que enriquecieron la vida cultural de México es amplia, pero cerremos con un ejemplo más, del de Vicente Rojo, quien llega México, para reencontrarse con su padre, quien había llegado a México como refugiado huyendo de la situación, tanto de la Guerra Civil en España, como de la Segunda Guerra Mundial, en este caso, podemos considerar que de manera indirecta, el tema del asilo se haya presente, pero lo destacable es que al llegar a nuestro país, Vicente Rojo, pintor, diseñador y editor, formó parte también de la mencionada Generación de la Ruptura. Además de su enorme aporte a la plástica mexicana, debemos resaltar su papel como editor y fundador de revistas como La Revista Arte de México y editoriales como ERA. Una de sus obras más emblemáticas es la llamada, País de Volcanes, en la Plaza Juárez, ubicada a la entrada de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

De esta manera podemos observar que el asilo de personajes ligados al ámbito cultural han sido un aporte notable al ámbito del arte, el cine y otros escenarios no mencionados en este texto cono lo son las letras y la música. Así, México se ha visto beneficiado de alguna manera por esta situación que siendo algo negativo, pues siempre que alguien sale de su país en contra de su voluntad, será una tragedia, sin embargo, en medio de ésta, nuestra vida cultural se benefició, lo cual nos debería llevar a reflexionar en torno a la postura discriminatoria que llega a ocurrir ante personas en esta situación.