La crisis ambiental en el mundo se incrementa y surge la discusión de cuál puede ser la mejor respuesta, de forma que sea escalable y eficiente.

Por: Lilieth Sánchez Mendo

En materia de desechos y el buscar un mejor aprovechamiento de recursos ha ido ganando cada vez más terreno la tendencia Zero Waste.

El concepto viene del anglicismo que se refiere a una filosofía y conductas de vida que permitan dejar de generar desechos o al menos, disminuirlos al máximo. Esto es de suma importancia porque por ejemplo, en México se generan más de 42 millones de toneladas de basura al año, lo que nos coloca como el país de América Latina con la mayor producción de basura por habitante.

Lo que propone el movimiento Zero Waste es utilizar la regla de las 5R, de manera que los desechos para reciclar también sean los menos:

1. Rechazar (Refuse) – Implica no comprar más de lo necesario, así como dejar de recibir popotes, envases de plástico, muestras o folletos publicitarios.

2. Reducir (Reduce) – Se refiere a hacer una revisión a consciencia de lo que tenemos y dar de consumir todo lo que es innecesario.

3. Reusar (Reuse) – Evitar los productos desechables, además de comprar artículos de segunda mano, rentar en lugar de comprar y optar por productos reparables y duraderos.

4. Reciclar (Recycle) – La idea es buscar que el mínimo de productos sean los que llegan a esta etapa, así como asegurar que sean recolectados correctamente y sí sean reciclados.

5. Compostar (Rot) – Es la manera de asegurar que la materia orgánica pueda degradarse, pues en los tiraderos no recibe el oxígeno necesario.

Estamos hablando de una misma problemática y en respuesta, una tendencia que puede aplicarse a distintos sectores productivos y de consumo. Por ejemplo, dentro de la industria alimentaria se estima que supermercados y restaurantes tienen un desperdicio de al menos 30% en alimentos producidos.

La alternativa que ha surgido, son asociaciones dedicadas a captar ese porcentaje antes de ser desechado y dedicarlo a comedores comunitarios, iniciativa a la que ciertos gobiernos se han sumado al promover leyes que imponen multas para los establecimientos que no buscan disminuir el desperdicio.

A nivel doméstico se vuelve un ejercicio de compra responsable, en el que la idea es organizarse de la mejor manera para solo adquirir las cantidades que se van a consumir. Llevado a un nivel cotidiano, se puede hablar de un cambio en nuestra cultura de consumo, al usar recipientes de vidrio y bolsas de tela en lugar de desechables, optar por productos a granel o con el mínimo envasado, así como con ingredientes locales y lo más naturales posible.

“Cero no es cero, es casi imposible generar cero residuos. Yo siempre me enfoco en dar ese mensaje: no podemos ser perfectos y tampoco se trata de sufrir este estilo de vida, sino que realmente, dentro de nuestras posibilidades, poder hacer el menor impacto al planeta”. Estableció Joselyn Amaya, blogger Zero Waste desde hace más de dos años.

Este tipo de iniciativas, al combinarse con una tendencia hacia la producción y el consumo local, persiguiendo sistemas de economía circular. Por lo tanto, es importante hablar que mas que un cambio de actitudes aisladas, un cambio hacia un estilo de visa más consciente es lo que realmente va a lograr generar un cambio.

Para conocer más te dejamos la siguiente bibliografía:

Antonio, S. (2020). El movimiento Zero Waste: qué es y por qué deberías unirte.

Alvarado, A. (2019). Zero Waste, un estilo de vida consciente de lo que se consume que crecerá.