Rosario-Ibarra

¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!: Rosario Ibarra de Piedra

La activista social Rosario Ibarra de la Piedra falleció el 16 de abril a los 95 años de edad en Nuevo León.

Cuando María del Rosario Ibarra de la Garza supo de la detención de su hijo Jesús Piedra Ibarra, vinculado a la Liga Comunista 23 de Septiembre, luchó contra todo para dar con su paradero.

“Me encuentro bien, supongo que deben imaginarse en lo que ando espero que no los hayan molestado los quiero mucho y sé que van a poder entenderlo. Estoy lejos y no sé si volveremos a vernos. De ser así, espero que lo comprendan y lo tomen con calma…” escribió el joven de 19 años, desde la clandestinidad, el 20 de enero de 1974 para hacer saber a sus padres que estaba con vida.

Se sabe que la detención estuvo a cargo de la Policía Judicial en Monterrey, presuntamente por pertenecer al grupo guerrillero; pero el gobierno nunca la reconoció oficialmente, ni mucho menos fue presentado conforme a derecho.

Bajo ese panorama, la activista Rosario Ibarra de Piedra partió de Nuevo León hacia Ciudad de México para exigir la aparición de su hijo e inició su incansable lucha. En una década que estuvo marcada por las desapariciones forzadas, asesinatos, encarcelamiento de luchadores sociales y guerrilleros.

“¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”

María del Rosario Ibarra de la Garza, fue incansable activista, fundadora de una de las primeras organizaciones de madres, padres y familiares de desaparecidos.

Convirtió su lucha individual en una lucha colectiva junto a numerosas madres y padres que buscan a sus hijos o parientes desaparecidos, bajo un gobierno autoritario.

Durante los sexenios de los expresidentes Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría, fundó el Comité Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos: Comité ¡Eureka!, exigiendo justicia y poner un alto a la impunidad.

Desde entonces, el Comité ha logrado encontrar a más de 148 personas desaparecidas, gritando con fe y esperanza: “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”

Nosotros entonces, supimos que no podíamos buscar a los nuestros sin pelear también sus batallas. Teníamos los mismos motivos y las mismas justas razones para hacerlo.

Rosario Ibarra realizó diversas huelgas de hambre pidiendo amnistía para los presos políticos y la presentación con vida de los desaparecidos. Logrando para 1978, la promulgación de la Ley de Amnistía, aprobada en el Congreso durante el gobierno de José López Portillo.

La aplicación de esta ley puso en libertad a 1,500 presos políticos, el regreso de 57 exiliados al país y desistió más de 2 mil órdenes de aprehensión.

La intervención del Comité ¡Eureka! durante la llamada Guerra sucia, fue fundamental para que miembros de la guerrilla fueran juzgados propiamente. Incluso se vinculó con organizaciones internacionales en París, Nueva York, Ginebra, La Haya.

Ibarra de Piedra fue promotora de las reformas legales y constitucionales a favor de los derechos humanos y en contra de la tortura y desaparición forzada.

Pionera en la defensa por los derechos humanos y democracia en México. Diputada, senadora y asesora política. La primera mujer candidata a la Presidencia de la República en 1982 y 1988 por el extinto Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).

Debido a su gran labor fue candidata al Premio Nobel de la Paz en 1986, 1987, 1989 y 2006. En 2012 Rosario Ibarra de Piedra abrió el Museo Casa de la Memoria Indómita para reivindicar a personas víctimas de desaparición forzada, y desaparecidos por motivos políticos.

Un años mas tarde se filmó un documental con su trayectoria como luchadora social y en 2019 se le concedió la medalla al mérito cívico Eduardo Neri, legisladores de 1913.

A 44 años de la desaparición de su hijo, el Pleno del Senado de la República aprobó otorgarle la Medalla de Honor Belisario Domínguez, en reconocimiento de su ardua labor.

“Querido y respetado amigo: no permitas que la violencia y la perversidad de los gobiernos anteriores siga acechando y actuando desde las tinieblas de la impunidad y la ignominia, no quiero que mi lucha quede inconclusa”.

De tal forma, en un hecho inédito en la historia de México, la medalla quedó a resguardo del Presidente López Obrador, a petición de la activista, pidiendo que se la devolviera hasta que hayan regresado los desaparecidos.

Durante el Gobierno del presidente Ernesto Zedillo, Rosario Ibarra de Piedra protagonizó las luchas sociales en diversos lugares del país, como el alzamiento zapatista de 1994, la exigencia de detener y esclarecer el asesinato de mujeres en Ciudad Juárez, y las matanzas de personas indígenas en Chiapas y Guerrero.

Visitó las cárceles en toda la República Mexicana, boteando para poder tener recursos para los volantes y los carteles, además de los costosos desplegados.

Incitó por todos los medios posibles, a las organizaciones políticas, campesinas o sindicales, para que incluyeran entre sus demandas principales la presentación con vida de los desaparecidos políticos; y llamándolos a la unidad para defender a todos, con un frente nacional contra la represión.

Desde aquel año de 1973 María del Rosario Ibarra de la Garza no fue la misma mujer, madre, esposa y mexicana. Siempre tuvo claro y con decisión admirable que mientras la vida se lo permitiera, seguiría en su empeño hasta encontrar a su hijo, porque ¡Vivos los llevaron, vivos los queremos!