Pedro Ramírez Vázquez y la arquitectura monumental
Pedro Ramírez Vázquez dejó el sello de su concepción arquitectónica inspirada en la modernidad y en la monumentalidad.
Por Juan Carlos Olmedo
El México posrevolucionario surgió en la incertidumbre derivada de las facturas que arrojó la lucha armada en la sociedad, la política, la cultura y la economía del país, vorágine que devoró todo para volver a renacer. La urgencia demandaba la formación de un estado benefactor que tendría, entre muchas otras tareas, la de darle un nuevo rostro arquitectónico que respondiera a las necesidades de una población que crecía de forma exponencial y que demandaba enormes proyectos de infraestructura.
Un notable grupo de arquitectos tomaron el reto de construir escuelas, hospitales, edificios públicos, parques, mercados y carreteras a lo largo del país. De entre ese grupo destacaron José Villagrán, Enrique del Moral, Federico Mariscal, Carlos Obregón Santacilia, Juan O’ Gorman, Mario Pani y Pedro Ramírez Vázquez. Por solo mencionar algunos de los principales nombres de la modernización de la infraestructura pública del país.
Pedro Ramírez
Ramírez Vázquez nació en 1919 y se graduó como arquitecto en 1942, comenzando a ejercer la docencia un año después en la Escuela de Arquitectura de la UNAM. Su primer acercamiento fue el diseño y construcción del proyecto aula-casa rural, basado en un armazón metálico prefabricado que podía recubrirse con diversos materiales, a partir de la disponibilidad y recursos locales. El proyecto fue tan exitoso que se construyeron mas de 35 mil escuelas en el país. De igual magnitud fue su proyecto de mercados públicos entendidos como espacios neurálgicos y de confluencia de los barrios, siendo el de Coyoacán uno de los proyectos mejor logrados.
En la década de los 50’s participa en el diseño de la Facultad de Medicina en Ciudad Universitaria, en los pabellones de México en las exposiciones universales, en proyectos en diversos países del mundo y logra su consolidación como arquitecto de proyectos monumentales y emblemáticos del milagro mexicano priista.
El explosivo crecimiento demográfico, la sede de las Olimpiadas y del Mundial de 1970 demandaron crear obras monumentales en plazos de tiempo reducidos. En menos de tres años, diseñó y construyó el Estadio Azteca y los Museos de Arte Moderno y de Antropología e Historia, proyectos monumentales, que al día de hoy son absolutamente vigentes.
Siguientes proyectos arquitectónicos
Para alcanzar unidad en el proyecto modernizador lo nombraron presidente del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos, encabezando el proyecto arquitectónico, y de diseño e imagen del evento.
En las siguientes décadas estuvo a cargo del plan arquitectónico de la Universidad Autónoma Metropolitana, de la que fue su primer rector, y desarrolló, entre otros, los proyectos de la Basílica de Guadalupe, Palacio Legislativo, Torre de Mexicana y del Museo del Templo Mayor.
Ramírez Vázquez dejó, especialmente a la Ciudad de México, el sello de su concepción arquitectónica inspirada en la modernidad y en la monumentalidad, arquitectura para perdurar, dominada por la razón más que por la sensibilidad, orientada más a la utilidad que a la contemplación, arquitectura que buscó dar sentido a la prometida revolución social.