Juana de Arco: La doncella cambió el destino de Francia
De campesina a santa, Juana de Arco lideró a Francia en su hora más oscura y se convirtió en un símbolo eterno de coraje y fe.
Sus orígenes
Juana de Arco es una de las figuras más emblemáticas de la historia, nació el 6 de enero de 1412 en Domrémy, un pequeño pueblo en el noreste de Francia. Desde una edad temprana, Juana afirmó recibir visiones y mensajes de santos, incluyendo San Miguel, Santa Catalina y Santa Margarita, quienes le instruyeron que debía liberar a Francia de la ocupación inglesa y apoyar la coronación de Carlos como el legítimo rey de Francia.
En el contexto de la Guerra de los Cien Años, Francia estaba sumida en el caos. Gran parte del territorio francés estaba bajo control inglés y borgoñón, y el país carecía de una dirección clara. Juana, una joven campesina analfabeta, decidió que debía actuar. En 1429, con solo 17 años, Juana dejó su hogar y se dirigió a Chinon para encontrarse con el delfín Carlos. Inicialmente, sus afirmaciones fueron recibidas con escepticismo, pero su fervor y determinación eventualmente le ganaron la confianza de Carlos.
Su liderazgo
Armada con una armadura y un estandarte, Juana encabezó un ejército francés hacia la sitiada ciudad de Orleans. Su presencia inspiró a las tropas francesas, que lograron levantar el sitio en mayo de 1429. Esta victoria fue un punto de inflexión en la guerra. Asimismo, cimentó la reputación de Juana como una líder militar formidable y una enviada de Dios.
Juana continuó liderando campañas militares exitosas, y alcanzó su mayor logro el 17 de julio de 1429. Año en que coronaron a Carlos VII como rey de Francia en la catedral de Reims, con Juana a su lado. Sin embargo, su suerte cambió en 1430 cuando la capturaron las fuerzas borgoñonas, aliadas de los ingleses, durante un intento fallido de liberar la ciudad de Compiègne.
Su juicio
Juana fue entregada a los ingleses y encarcelada en Rouen. Fue sometida a un juicio eclesiástico que duró varios meses, acusada de herejía y brujería. A pesar de su juventud y falta de formación legal, Juana se defendió con valentía. Sin embargo, el 30 de mayo de 1431, a los 19 años, fue declarada culpable y quemada en la hoguera.
La historia de Juana de Arco no terminó con su muerte. En 1456, un tribunal inquisitorial autorizado por el Papa Calixto III revisó el caso y declaró nula su condena, rehabilitándola completamente. En 1920, casi 500 años después de su ejecución, Juana fue canonizada como santa por la Iglesia Católica.
Su legado
Juana de Arco sigue siendo una figura inspiradora, símbolo de fe, valor y patriotismo. Su vida extraordinaria, desde sus humildes orígenes hasta su trágica muerte y posterior canonización, la ha convertido en un ícono perdurable en la historia y la cultura mundial. Su legado vive no solo en la historia de Francia, sino también en el corazón de todos aquellos que luchan por la justicia y la libertad contra todas las adversidades.
Por David Ortiz